jueves, 19 de marzo de 2009

Otros relojes de sol palmeños

Soy aficionado a la gnomónica y, por tanto, estoy interesado en los relojes de sol. En Palma del Río conozco otros relojes de sol, además del citado en el anterior artículo.
Sobre la torre de la Parroquia de la Asunción existen dos de ellos.
Uno está orientado hacia el este, por encima de la puerta de entrada, entre dos ventanas; de él sólo permanece el gnomon, casi paralelo a la pared y una mancha rectangular blanquecina en la zona donde estuvo dibujado. El otro reloj de sol de la torre se encuentra en su cara orientada al Sur y de él permanece, además del gnomon, un conjunto de azulejos que forman el rectángulo que enmarcaría en su día las líneas horarias y la decoración del reloj. Las marcas estarían pintadas sobre el enfoscado, que actualmente se ha perdido casi en toda la torre, llevándose con él los dibujos y elementos decorativos que tuviese. Los dos relojes son verticales declinantes, igual que el que existe en La Pimentada.
El reloj de sol más antiguo que hay en Palma del Río quizás sea el que existe en el tejado del Hospital de San Sebastián, justo sobre la esquina noreste del precioso claustro que posee el edificio. Está esculpido sobre un bloque ortoédrico de roca caliza, en su cara orientada al sur. Se trata de un reloj vertical no declinante, por lo que las líneas horarias serán perfectamente simétricas respecto de la del mediodía.
Además de estos relojes "históricos" conozco la existencia de otros dos en el monasterio de San Francisco. Uno de ellos está colocado sobre una de las paredes cercanas a la entrada principal. Se trata de una placa rectangular de color rojizo, en la que está esculpido un reloj vertical no declinante. Esto significa que en su origen debió estar situado con una orientación Sur. Sin embargo el reloj se ha trasladado de ubicación y está, actualmente, colocado sobre una pared que tiene orientación ¡Oeste! -increíble ¿verdad?. Lógicamente no funciona. El otro es mucho más reciente y está justo sobre la puerta de entrada principal, frente al anterior, visible desde el interior del recinto y orientado hacia el este. Es un reloj moderno y muy bien diseñado por sus constructores; está esculpido sobre la roca de la que está hecha la portada principal del monasterio.

viernes, 13 de marzo de 2009

"Paseo a La Pimentada" o "El reloj perdido de mi memoria".

Hace unos días visité uno de los pagos de huerta más queridos y recordados por mí: "Pimentá", que está confinado en uno de los meandros de nuestro "río chico", apretado entre los otros pagos de "La Barqueta" y "Carrascá". Trataba de recuperar la imagen de un reloj de sol que tenía en mi memoria desde mis correrías por esos lugares, en tiempos de niñez.
En mis numerosas idas y venidas a casa de mi amigo y compañero de aventuras en ese tiempo, Dioni, fueron muchas las ocasiones en las que admiré la figura magestuosa de ese artilugio alojado en la pared vertical y, por lo demás, vacía, de una construcción vecina. Me atrajeron siempre poderosamente las líneas y símbolos que contenían los azulejos amarillos del reloj, aunque en aquella época no sabía interpretarlos.
Tras un pacífico paseo por el "camino de la barqueta", en el que pude ver y fotografiar la azuda del molino de Barrios, ese día con un tronco varado en mitad de la corriente, llegué a la última bifurcación del camino y seguí por el de la derecha, que se adentra en el corazón del pago. Al final del trayecto encontré el fatídico cartel de "camino particular, prohibido el paso", que es la antesala de un bonito tramo de camino, bordeado de palmeras a ambos lados, y que conduce hasta una bella hacienda al fondo. Justo a la izquierda de ese cartel se encuentra la nave en la que continúa estando el reloj.
Se trata de un reloj de sol vertical declinante, con orientación aproximada al Sur. Está dibujado sobre un mosaico de preciosos azulejos amarillos, que ya las inclemencias del tiempo van deteriorando, y que fueron cocidos en el barrio sevillano de Triana.
Antes de comentar los detalles técnicos del mismo, que haré otro día, os dejo con una de las imágenes que tomé de él, para que lo disfrutéis. Para mí, una verdadera belleza.